Menú

jueves, 31 de marzo de 2011

¿Un Diseño Sin Diseñador?


¿Casualidad o diseño? ¿Azar o creación? Estas preguntas no son más que sinónimos de: ¿o todo se creó de la nada o alguien lo creo todo? La incertidumbre sobre el origen del Universo, la vida y el ser humano, es quizá, el más desconcertante misterio de todos. De dónde venimos y por qué somos tal y como somos. Es imposible no sentirse humilde e indefenso al imaginarse la magnitud del Cosmos y su respectivo origen. La pregunta de “¿casualidad o diseño?”, sin embargo, es algo ambigua, y bien se puede utilizar tanto para preguntarnos sobre el origen de todo, el origen de la vida o solo el origen del hombre.
Si lo aplicamos al origen del universo, la pregunta, replanteada y adaptada al universo mismo diría más o menos: ¿fue el Big Bang producto de las meras leyes físicas o hubo algo o alguien que lo provocó de alguna manera?
Si lo aplicamos al origen de la vida, diría: ¿fue la sopa primigenia producto de las meras interacciones físico-químicas del planeta o hubo alguien quien condujo a un montón de moléculas orgánicas hacia la complejidad de una célula?
Si se aplica al origen del hombre, no seria tan distinta que la ultima. Diría: ¿fue el hombre el resultado de la interacción y la adaptación a su ambiente, o hubo alguna especie de cosa –o ser- que guió a la especie hacia lo que es hoy?
No importa la postura que uno pueda tener respecto a la noción de Dios o de un ‘Diseñador Inteligente’. No  importa si uno es creyente, ateo, escéptico o agnóstico. Las tres preguntas ponen a pensar a todos. Son posiblemente las preguntas mas profundas que un ser humano puede hacerse así mismo. Las personas acostumbradas a responder con las respuestas que otorga la ciencia               –incluyendo tanto personas comunes como verdaderos científicos-; así como también las personas religiosas –religiosas de etiqueta o fundamentalistas por igual- responden lo mismo: No hay duda alguna, se trata de diseño, en cuanto se refiere sobre el origen de todo.
Para los que creyeron que diría que los científicos dicen que es el azar y que los religiosos dicen el diseño, se equivocan. El universo, la vida y la consciencia humana tienen un diseño.
Pero una cosa es hablar de que tiene un diseño, y otra muy distinta, que tenga un diseñador. Cosa que es imposible de corroborar. Pero entonces, ¿Cómo la ciencia afirma un diseño sin un diseñador? Cuando los cosmólogos afirman que hay un diseño, no hablan  de algo así como un edificio diseñado por un arquitecto; el diseño de la naturaleza es impresionante y para los ojos del hombre común, demasiado perfecto como para que haya salido de la nada. La idea de que la naturaleza es autosuficiente, que no necesita de nadie para existir, contradice nuestra cultura y nuestra primera impresión sobre la naturaleza misma. Pero podemos observar esto, cuando una estrella está en formación o cuando está por morir –pues tanto una estrella de masa promedio como una súper estrella, producen nebulosas y supernovas respectivamente, con una belleza inigualable-.
Una estrella, con todo y su grandeza, su energía y su masa, es creada por las propias leyes de la física, Principalmente por la ley de gravedad; el polvo y gas de una nebulosa –principalmente Hidrogeno y Helio- comienza a juntarse, hasta volverse pequeños granitos de arena espacial con un peso mayor que el simple gas. La interacción entre estos granitos comienza a crear pequeños cúmulos de materia, que a su vez atrae a más materia. Lentamente, en un proceso que dura millones de años, el cuerpo que se encuentra en el centro comienza a atraer más y más materia. Llega a un punto en que la presión gravitacional, causada por la cantidad de materia del objeto es demasiada. La presión empuja a los átomos a chocar entre ellos mismos, creando reacciones nucleares por fusión atómica. Dichas reacciones liberan una cantidad enorme de energía. La estrella entonces, comienza brillar. Fusionando átomos de Hidrogeno, convirtiéndolos en energía y átomos de Helio, una estrella de tamaño promedio –como el Sol- puede existir por 15-20 mil millones de años. En su etapa de ‘retiro’, cuando está por agotarse el Hidrogeno, la estrella comienza colapsar sobre su propio núcleo a causa de la gravedad, que la aplasta cada vez mas. Esta presión hace que en el núcleo comiencen a fusionarse ahora los átomos de Helio, haciendo que la estrella detenga su colapso hacia su núcleo, y comienza una etapa de hinchazón. Las capas de la estrella son tan inestables a estas alturas, pues la gravedad las mantiene juntas con dificultad por un tiempo, hasta que, la estrella no puede más y sus capas se desprenden hacia el espacio. El resultado es un núcleo marchito –denominado entonces enana blanca- del tamaño de la Tierra, rodeado por anillos de gas que vistos desde nuestros telescopios, son autenticas obras de arte.
Para una estrella solitaria como nuestro sol, ese seria su fin. Pero en el universo abundan las parejas o tríos estelares. En algunos casos, la marchita enana blanca, comienza a robar materia a su acompañante –una estrella gigante-, mediante atracciones gravitacionales. La enana blanca roba tal cantidad de materia que se vuelve demasiado densa e inestable. No puede soportar tal cantidad de energía y entonces, explota en un fenómeno espectacular denominado supernova. Una supernova, es capaz de liberar una cantidad impresionante de energía en forma –principalmente- de rayos gamma. Cualquier civilización que se encuentre demasiado cerca desaparecerá sin duda. Todo esto, toda la historia de una estrella, que duró cerca de 15 mil millones de años –hasta hoy, ninguna estrella de tamaño promedio se a acercado a su etapa de ‘retiro’-, no necesitó en ningún momento de alguien que moviera ‘los hilos’ para que siguiera existiendo. Solo necesitó de la propia naturaleza que la creo´ para poder existir. Las leyes de la física son, por si mismas, suficientes para crear, no solo una estrella, sino galaxias, energía, sistemas solares, planetas… y vida.
Posiblemente, nos cueste trabajo aceptar que no hay nadie ahí afuera que esté enterado de la creación, pero lo cierto es que no hay nada, mas allá de nuestra interpretación y nuestro deseo de darle un sentido a todo, que nos indique que hay o hubo alguien responsable del Cosmos.
La explicación de Dios o de un ‘diseñador’, es una explicación completamente humana, que ha acompañado la consciencia de la civilización desde sus orígenes. Esta explicación, además de dar un por que del Cosmos, brinda una anhelo, un algo más allá, nos da una esperanza de que lo desconocido no es tan terrible y que hay alguien que nos apoyaría al enfrentarnos a lo desconocido. Sin embargo, en los ratos que tengo para pensar y reflexionar –es decir, en mis ratos de ocio-, me suelo preguntar: ¿es necesario el tener la explicación de Dios para dar sentido a la vida? ¿Por qué tendría que ser así? Simplemente, no es necesario, aunque nuestra sociedad lo quiera tildar de indispensable.
Algunas personas, bien pueden tener suficiente con las leyes naturales. Mientras que otras, replantean de nuevo todo el problema y se preguntan: si las leyes de la física son suficientes para crear  y organizar el universo, entonces, ¿Por qué existen esas leyes físicas en el universo? ¿Por qué no son de otra manera? Si la naturaleza es la creación de estas leyes ¿Quién creó las leyes físicas y por qué?  Creamos o no en Dios, nos guste o no la ciencia, seamos o no científicos, lo cierto es que nadie sabe el por qué de las leyes físicas. Tal vez, podríamos decir que, son así por azar. Tal vez en otros universos –de existir- no son las mismas; tal vez, por que estas se crean así mismas; o tal vez hubo alguien quien después de todo, movió los hilos primordiales para crear el tejido cósmico.
Podríamos pasarnos toda la vida pensando y reflexionando sobre el por qué de las leyes físicas, llegando a una explicación con o sin diseñador. Lo cierto es que no importaría, pues es imposible saber la verdad. Tal vez incluso, no exista el por qué de las leyes físicas. Tal vez son así por que así son simplemente. Quizá el por que último no existe y de existir, lo mas probable es que nunca jamás lo lleguemos a conocer. Esta sin embargo, no es razón ni de idealizar un diseñador, ni tampoco de negarlo de manera absoluta y rotunda. Llegan momentos en los que pienso que, pensar en ese diseñador es inútil, pues de existir, jamás interactuó con su creación y de no existir, simplemente tendría la admiración y respeto que tengo por el universo. ¿Por azar, por diseñador o por que si? Nadie es capaz de dar una respuesta absoluta. Lo que podemos asegurar, es que hay un diseño que reconocemos como bello y sorprendente. Vemos el diseño. Por nuestros sentidos sabemos que está ahí. Pero ¿necesitó un diseñador? Y más importante aun, ¿necesitamos creer que hubo –o hay- un diseñador? Mi respuesta personal, seria un No. El por que no es otra historia.

SI TE INTERESA ESTE TEMA
*El Gran Diseño, de Stephen Hawking y Leonardo Mlodinow, edit. Crítica, 2010
*El Quinto Milagro, de Paul Davies, Edit. Televisa, 2004
*Deshaciéndonos de los Dioses, serie de artículos escritos a manera de capítulos de un ciber libro, que relata como la naturaleza es autosuficiente –y como no hay nada que demuestre lo contrario-, disponible en esceptica.net
*El prestigioso blog de divulgación científica y pensamiento crítico, La Ciencia y Sus Demonios, cnho.wordpress.com , cuenta con interesantes y completos artículo sobre diseño inteligente, y por que este pertenece al reino de las pseudociencias
*The Internet Encyclopedia of Phillosophy, iep.utm.edu, con buenas referencias sobre la cosmología, los argumentos del Diseño, la noción del Diseñador y los principios antrópico.
*Ensayo, ¿Puede la Ciencia Resolver la Cuestión de Dios?, de Robert Todd Carroll, disponible en skepdic.com, junto con varias entradas sobre los argumentos del diseño, principios antrópicos y sus respectivas refutaciones

lunes, 7 de marzo de 2011

¿Qué Significa Para Mí Ser Escéptico?

Hace tiempo, en facebook, me topé con alguien interesante, y con interesantes creencias. Esa persona me preguntaba si era escéptico de los tratamientos homeopáticos. Le respondí que efectivamente, no creía (y no creo) en medicinas alternativas. A partir de esto, comenzamos una entretenida e interesante discusión, hasta llegar al punto de cuestionar los conocimientos del contrario. Sin embargo, me llamó la atención una reclamación que aquella persona me hacía: básicamente, me pedía que demostrara, como escéptico que soy, que la homeopatía, la Naturopatía o la medicina tradicional, eran incorrectas, a lo que le respondí -algo extrañado por el reclamo-, que no era mi obligación como escéptico, el demostrar que estaba incorrecta o que se equivocaba en creer que la medicina alternativa funciona. Y es precisamente, esto lo que intentare aclarar respecto a lo que un escéptico tiene que hacer y a lo que no está obligado a hacer –y que aun así hace-.

Antes de saber lo que hace y lo que es un escéptico, hay que establecer  lo que no es y lo que no hace un escéptico; y lo que es y no es el escepticismo.

CIENCIA Y ESCEPTICISMO

En la  ciber-charla, la persona con la que discutía, también afirmó que el escepticismo, es una corriente irracional, una postura que no tiene nada que ver con el conocimiento o la ciencia. Por facebook, le pregunté lo que era para ella la ciencia, y aunque supo darme una definición buena y comúnmente racional de lo que es, con la afirmación, de que el escepticismo no era parte de esta, me dejó en claro, que aunque entiende el concepto de ciencia, no entiende como la ciencia utiliza el escepticismo como herramienta base. Con anterioridad me e encontrado con muchas personas –la mayoría muy allegadas a mí- que no entienden la relación ciencia-escepticismo.

En el debate, después de mostrarle mi sorpresa de lo que entendía como escepticismo, me puso una referencia sobre los orígenes de esta corriente de pensamiento –el debate no era sobre escepticismo en sí, sino sobre la eficacia de terapias alternativas como la homeopatía-. Si bien, estaba en lo correcto respecto al origen del escepticismo (durante la Grecia clásica con un grupo de pensadores denominados sofistas, los cuales, buscaban solo el conocimiento subjetivo y negaban la posibilidad de conocimiento a través de la filosofía, la ciencia o la experiencia), lo cierto es que a pesar de mi insistencia, no encontré más referencias de la historia del escepticismo, ni lo que significa ser escéptico para esta persona.

El escepticismo, aunque irracional en un principio, es indudablemente una teoría del conocimiento y corriente filosófica totalmente valida en el siglo XXI, por una razón simple: Este, se fue haciendo más razonable, utilizando como punto de partida al conocimiento científico; y la ciencia, a la vez, utilizando al escepticismo como base para la comprensión objetiva del universo. El escepticismo, a lo largo de la historia, no perdió la base de su postura: no existe un conocimiento absoluto, y si existiera, el ser humano aun es incapaz de conocerlo. Y esto es justamente la base de la ciencia. Si la ciencia no estuviera de acuerdo con que la naturaleza, está plagada de enigmas y que la humanidad solo conoce una pequeña parte de estos enigmas, entonces no sería ciencia, pues el dogmatismo dominaría su pensamiento; mas sin embargo, el dogma no es en ninguna forma, parte de la ciencia. En ciencia cualquier afirmación, argumento, teoría e hipótesis está abierta a debate, análisis, interpretación (razonable), error y corrección. Es consciente que los científicos, además de ser científicos, son humanos, y que los humanos son capaces de errar, de equivocarse por distintas razones (sesgos, falacias, por  la cultura, creencias, gobiernos o época histórica; su base de la teoría o por falta de conocimientos, entre otras cosas).

Una vez que una idea es aceptada, no significa que sea una verdad absoluta: podemos asegurar, por ejemplo, que 2+2 es igual a 4, y que no importa en qué parte del universo conocido nos hallemos, siempre, dos unidades más dos unidades dará como resultado cuatro unidades. ¿Es esto un dogma científico? ¿Es una verdad absoluta? La respuesta –contrario al sentido común- es un rotundo –y probable- NO.  Si bien, las matemáticas son incapaces de mentir, esta afirmación puede no ser verdadera en algún otro universo, en el cual, quizás las leyes de la física y las matemáticas funcionen de manera diferente o sean leyes diferentes. De modo que 2+2, no es absoluto, por lo menos, no en el marco multiuniversal de la ciencia, y sin embargo, 2+2 es una de las ecuaciones bases para comprender ecuaciones más complejas en matemáticas, astronomía, física y en cualquier ciencia (pues las matemáticas se aplican a toda ciencia). Quien desee dudar que 2+2 es igual a 4, está en su derecho, pero tendrá que tener fundamento lógico y científico para dudar de un postulado así. Cosa que hasta hoy –a más de 5000 años que descubriéramos que 2+2=4,  nadie lo ha hecho.

En ciencia, no importa que tan antigua o moderna sea un postulado, este siempre podrá ser sometido a más análisis, pues la ciencia, puede equivocarse o estar incompleta. Los argumentos de autoridad, de apelación a la antigüedad y otras falacias que suelen darse en pseudociencia, no tienen validez en la ciencia estricta y objetiva.

 Por lo tanto la ciencia en sí misma no es dogmática, sino más bien, es en efecto escéptica.

Por esta sencilla razón, me sorprende que algunas personas lleguen a afirmar que el escepticismo es irracional, y que la ciencia no es escéptica.

QUÉ ES EL ESCEPTICISMO

No, no se trata de nada fuera de lo común. No se trata de una idea abstracta, subjetiva y relativista, imposible de comprender por las personas.

Se trata –tal y como dijo hace años el divulgador científico Carl Sagan-, de algo que está en todas partes a las que miramos, y está en todo momento de nuestra vida. No lo reconocemos, pero está ahí, cuando alguien duda que una nota de las noticias en la TV  no dice la verdad; está ahí, cuando desconfiamos de un amigo, una pareja o un hermano; está ahí cuando pensamos y decimos, ¿será cierto esto?, con cierto recelo a aceptar algo.
En el mundo moderno, podemos definir al escepticismo como la duda respecto a una afirmación, un argumento o un suceso. Esto ocurre siempre como ya explique renglones arriba, y cuando lo utilizamos en la vida cotidiana no es en absoluto irracional, sino que nos mantiene a salvo –la mayoría de las veces-   de posibles engaños y decepciones.

Ahora bien, como también ya explique, esta duda, que nos acompaña todos los días, también acompaña al método científico. Esta duda aplicada a hipótesis y teorías es conocida como escepticismo científico, también llamada por algunos como escepticismo moderno. Este, aunque no tiene un punto fijo en la historia, fue un término más que nada acuñado por el mencionado astrónomo Carl Sagan. El escepticismo moderno funciona mediante un principio simple acuñado por el propio Sagan: ‘Afirmaciones extraordinarias, requieren siempre evidencias extraordinarias’.
El escepticismo moderno, es la herramienta principal de la ciencia moderna y la base del pensamiento crítico.

Los escépticos científicos, dudan, basados en el método científico de ciertas afirmaciones –ya sea dentro o fuera del mundo de la ciencia-; mas sin embargo, y al igual que la ciencia, no es exclusivo de los científicos, de modo que cualquiera puede aplicarlo y conocerlo.

Como es sabido –y los que no lo sepan, entérense-, soy apenas una persona de 18 años de edad. No tengo ninguna licenciatura en filosofía, –pero espero tenerla en algunos años - ni tampoco soy ningún experto en ciencias. De modo que, debido a mi edad y a mi falta de experiencia, cualquiera con una carrera o con más estudios que yo, puede ser escéptico de mí, escéptico de mis conocimientos, escéptico de mis afirmaciones o de mi pensamiento, pero esto no significa que sea irracional, por eso es que encuentro aberrante y –por justa razón- irracional la idea de que el escepticismo es una postura –paradójicamente- irracional. Más que una postura de pensamiento, el escepticismo moderno, es una forma de conocimiento.

Ahora bien, el escepticismo, es totalmente aplicable al análisis de las afirmaciones tan extraordinarias que hacen las pseudociencias, lasuperstición, el misticismo, los avistamientos de OVNIs o de criaturas extrañas, los fenómenos paranormales, la religión, la metafísica, y –por supuesto- las medicinas alternativas.

Pero hay una gran diferencia entre ponerse escépticos ante cualquiera de estas afirmaciones y creencias, y el tener que analizar dichas afirmaciones. Hemos llegado pues, a la diferencia entre lo que un escéptico debe hacer y lo que en realidad hacen.


EL TRABAJO DE LOS ESCÉPTICOS

En el debate por facebook, esta persona, me insistía y reclamaba que debía convencerla de que cosas como la homeopatía o la Naturopatía, eran falsas. Me recalcó que debía tener pruebas para demostrarle que eran falsas.
Sin embargo, la realidad debería ser opuesta, pues, en ningún momento he dicho –y nadie que sepa de escepticismo ha dicho- que un escéptico, es aquel encargado en demostrar que algo es cierto o falso. Es en realidad el que postula la afirmación el  que debe demostrarla o descartarla, demostrando que el escéptico se equivocó o estaba en lo correcto.

Un escéptico duda, con duda razonable.

Un escéptico tiene que preguntar, ¿será cierto lo que dices? Preguntar tambien, ¿qué pruebas tienes de que eso que dices es verdad? pregunta, si ¿no hay otras posibilidades ante los fenómenos que afirmas, es resultado y evidencia de tu hipótesis? ¿No hay acaso otras explicaciones más simples o lógicas?

Un escéptico cuestiona la eficacia de una experiencia.

Un escéptico busca una respuesta verdadera, pero no busca la que quiere que sea, sino la que es en verdad.

Un escéptico reflexiona sobre las posibilidades que hay, que esté en lo correcto o que esté equivocado. Y siempre se basará en lo que las evidencias dictan.

A todo esto, está obligado hacer un escéptico moderno, pero nunca estará obligado a refutar o confirmar la afirmación de alguien.

Y sin embargo, los movimientos y asociaciones escépticas modernas se dedican a esto justamente, a desmitificar y desenmascarar las afirmaciones extraordinarias. En este blog, yo también me encargado de aclarar ciertos puntos de la ciencia, la pseudociencia, la religión y la superstición. Pero, tal y como en el debate por la web, yo no soy –o no debería ser yo- la persona que tiene que demostrar que la homeopatía -por ejemplo- sirve o no sirve. Es la persona que afirma que funciona tal cosa, la que tiene que demostrarlo.  El escéptico, tiene la obligación de preguntar, de razonar, de reflexionar, de comparar y de dudar ante algo como la homeopatía.

Las personas creyentes en terapias como la homeopatía, afirman que es igual –o incluso más efectiva- que la medicina científica –también llamada alopatía-. Utilizan estos tipos de remedios ante enfermedades que van desde un resfriado, hasta como un apoyo para la quimioterapia contra el cáncer. Esta afirmación es lo bastante extraordinaria como para no dudar de inmediato de ella, pues hasta ahora, la medicina científica lucha por atenuar o eliminar los efectos secundarios de la quimioterapia y otros tratamientos agresivos. Si fuera cierto lo que se asegura, entonces  sería uno de los descubrimientos médicos  más sobresalientes en la medicina moderna. Pero –y sí, siempre hay un pero-, este, es un tema lo bastante delicado, como para tomárselo tan a la ligera.

Resulta ser, que tratamientos como la homeopatía están rezagadas –y difícilmente saldrá de ahí- en el mundo de las pseudociencias, pues esta, la homeopatía, resulta ser totalmente dogmática, carente de pruebas y abundante en  inconsistencias y contradicciones serias con las leyes básicas de la ciencia.

La razón por la que la ciencia –y los escépticos que siguen de cerca sus avances y descubrimientos- están tan seguros de que la homeopatía no funciona y que va en contra de las leyes científicas, es primordialmente, la llamada ley de Avogadro. Ecuación utilizada y conocida en física, química, y farmacología, para saber cuánto debe tener  dentro de un medicamento o una droga, la  sustancia activa  que ayudara a curar o frenar algún tipo de enfermedad, o cualquier otro tipo de anomalía física del cuerpo. Resulta ser que esta ecuación –una ley básica en las ciencias de la salud-, demuestra de manera contundente que las diluciones homeopáticas, prácticamente carecen de sustancia activa, la cual debe ser la responsable de curar. De modo que, sin sustancia activa, ¿Cómo puede curar o ayudar en algún tratamiento la homeopatía? Simplemente no puede ayudar, más allá del efecto calmante de la fe, es decir, de  un placebo.

Ante esto, hoy en día, los adeptos a la homeopatía en vez de corregir y reconocer sus fallas, justifican los resultados de la ecuación de Avogadro, ahora con la afirmación que el agua tiene una especie de memoria, y que esta memoria es la que hace que el chochito de azúcar o la gotita de alcohol, ‘recuerde’ a la sustancia activa, y de este modo cura al paciente.
UNO SIMPLEMENTE NO PUEDE JUSTIFICAR UNA AFIRMACIÓN EXTRAORDINARIA CON OTRA AFIRMACIÓN EXTRAORDINARIA SIN EVIDENCIAS.

Además que la primera afirmación no es correcta y está basada en nada, la segunda, es una afirmación igualmente, carente de pruebas e igualmente, basada en nada  científico o verdadero. Es justamente esta naturaleza contradictoria lo que hace que la homeopatía no pueda ser digna de confianza. Y que hace que los escépticos dudemos seriamente de sus postulados.

Todo esto, aunque es una y otra vez puesto a la mesa de debate por los escépticos, los homeópatas –al igual que en otras pseudociencias- prefieren simplemente ignorarlas. Si en verdad fuera una terapia científica, sus ‘expertos’ serían capaces de corregir los errores que presentan sus hipótesis y en vez de eso, vuelven sus hipótesis en  leyes dogmáticas sin evidencia, basadas solo en anécdotas sesgadas.

 Por esta razón, los escépticos  se han encargado de desmitificar y descartar las teorías pseudocientíficas: porque sus principales teóricos, una vez demostrado que se equivocan, son incapaces de aceptar sus errores y no cambian o descartan nunca sus afirmaciones por nuevas hipótesis más racionales y sustentadas en pruebas.

Ante todo, y aunque hagamos lo contrario, nunca, jamás un escéptico debe ser el que demuestra la autenticidad o falsedad de algo. Son los postuladores de la afirmación los que se encargan –o deberían encargarse- de descartar o demostrar sus postulados.

Esto es lo que para mí significa ser escéptico. Si esto no es ser escéptico, no sé lo que podría serlo. Si estoy equivocado, tienen el derecho de ser escépticos de mis afirmaciones, y pueden dudar de mí, con preguntas razonables. No me iré a ningún lado, de modo que estaré esperando cualquier duda, crítica o corrección. “La cosa, es nunca dejar de preguntar”, tal como decía Albert Einstein.

SI TE INTERESA ESTE TEMA
*Un Manifiesto Escéptico, publicado por The Skeptic’s Society, en skeptic.com
*The Skeptic´s Dictionary, de Robert Todd Carroll,skepdic.com
*El Mundo y sus Demonios, de Carl Sagan, Editorial Planeta, 1995
*Ensayo, la Carga del Escepticismo, de Carl Sagan, publicado en The Skeptical Inquierer, csicop.org
*Enciclopedia de Filosofía en Línea, en  iep.utm.edu/
*Enciclopedia Stanfort de Filosofía, en plato.stanford.edu/